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Las Diosas y la Justa Rabia.
En 2021, al menos 4473 mujeres fueron asesinadas en América Latina y el Caribe por razones de género. Las cifras oficiales siguen en ascenso…
-Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe (OIG)
Todas las Diosas están despertando y en cada lucha personal y política de las mujeres se están manifestando. Pueden presentarse en estandartes y símbolos o vivir escondidas en los delicados patrones del campo morfico de la conciencia colectiva.
Sean vistas como fuerzas arquetípicas, entidades sagradas, espíritus o divinidades, ellas también están reclamando el poder desde la justa rabia.
Culpa y justa rabia.
La reclamación y el ejercicio de la justa rabia no sólo es un derecho político y una necesidad colectiva, también es parte de la curación del trauma transgeneracional y la sanación espiritual. Es perfectamente válido vivir la rabia en todo su esplendor para poder decir «Basta», para unirse contra un sistema asesino y sin escrúpulos que viola, asesina y despoja de humanidad y Sacralidad. Los agresores se vuelven sofisticados y viven en las casas, pero también en las cúpulas de poder institucional, desde los estados asesinos, hasta las iglesias y religiones patriarcales, todos son parte de un intrincado sistema que es sostenido por el pacto patriarcal (implícito y explícito), en donde lo medular es seguir oprimiendo a la mitad de la humanidad y con ello expandiendo olas de dolor en todas direcciones.
La culpa ha sido un grillete para las oprimidas, un dispositivo psicoemocional perverso y un veneno inoculado desde la infancia. Se nos instruyó para buscar a toda costa la aceptación, incluso de los que nos violentan. Es tiempo de limpiar el SER de ese veneno y salir del secuestro milenario en el que se nos ha mantenido. Despertar a las Diosas de la justa rabia es un camino posible, ellas están dentro y fuera, convocarlas es salir de la orfandad espiritual y nombrar lo que siempre se esforzó en esconder; que las mujeres también son parte de la Divinidad, que su poder existe y que no son culpables por añorar la libertad, aunque eso implique no ser señaladas como «Las buenas».
Rabia justa que no pide disculpas,
Rabia que reclama dignidad,
Rabia de entrañas y cuerpos heridos.
Justa en la persecución de los agresores,
Sin más opción que gritar y atacar,
Ellas proclaman libertad.
Rabia que viene del entendimiento,
Ojos abiertos por el dolor,
Ahora son convocadas por el amor.
Amor que se encarna en cuerpos,
Amor que cobija a la lastimada,
Amor que es luz de las sombras,
Antorchas encendidas,
Puertas abiertas, cadenas rotas.
A la desaparecida le hará justicia,
A la violentada dará libertad,
A la perseguida, paz y dicha,
A la oprimida poder y dignidad.
El verdadero amor también tiene rabia,
Defiende y cuida,
Marca límites y destroza prisiones,
Dientes y garras que devoran a los opresores,
Ellas vienen juntas, son legión,
Todas las puertas han sido abiertas,
Tiempo de Sanación.
Eres amada, ya no hay opción,
La rabia también será tu medicina,
Para curarte de cualquier opresión,
Es regalo de caudal para la liberación,
Corazón, flor y canto de sanación.
Escribo desde el cuerpo y la mente de un hombre, no soy mujer, no alcanzo a ver todos sus caminos. Aún así, creo vislumbrar el dolor que viven mis hermanas. Siento vergüenza y rabia, pero también esperanza; veo como se destruyen familias, almas y cuerpos. Las Sagradas me llaman y cantan (y lloran) dentro del corazón, escribo sin otra pretención que tratar de recordar el poder de las Diosas y la medicina simbólica y espiritual. Ellas están despertando en muchas personas y no es casualidad, quizá es la necesidad de nuestra especie, del extraño animal místico que somos, para reintegrar el equilibrio y regular nuestro caminar en la tierra.
Rev. Christian Ortíz
Templo de Nuestra Señora de la Noche.